Nadie es un héroe en Phantom Liberty
- Jorge Pascual, Baltrey
- 15 feb
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 28 jun

Así que, salvar a la presidenta de los Nuevos Estados Unidos.
Con esta premisa arranca Phantom Liberty, con el tropo más barato y ridículo que un ser humano puede escribir en ficción. Un cliché propio de películas directas a DVD, de blockbusters y pelis de serie B con tintes ultra patrióticos. La enésima manifestación de la difusión de la visión estadounidense del mundo. Una con sus orígenes en los años 80, como no podía ser de otra forma en la época de Reagan. Héroes americanos, invencibles, individualistas, de esos que no dudan a la hora de “hacer lo correcto” sin dejar de recurrir a la violencia más desenfrenada. Cine como forma de poder blando, uno que ya no se esconde lo más mínimo, que le grita al mundo que la ideología y la forma de vida estadounidenses están por encima de todo. Una celebración sin tapujos del liberalismo y de paso un ejercicio pasivo agresivo para recordar al mundo de las capacidades y el desarrollo militares de los Estados Unidos.
Como no podía ser de otra forma, durante las primeras horas de Phantom Liberty lo único que hice fue descojonarme de lo ridículo que era todo. Una parte de mí quiere ver lo que ha hecho CD Projekt Red aquí como una parodia o como un intento de subversión, pero ni yo me creo esto del todo.
Me gustaría pensar que hay una búsqueda del contraste entre lo exagerado y lo serio aquí. Una misión imposible, un avión/nave espacial estrellada, un contexto político que en este punto parece una parodia, unas set pieces de acción superlocas… pero en verdad lo que creo que buscaban era llegar a un público masivo. Este tipo de mierda vende, y Cyberpunk quiere apelar a todo el mundo, así que incluir una introducción como esta; e introducirla como la introducen en el tráiler, es una estrategia para ganarse a un público muy concreto. Uno que disfruta de cierto tipo de shooters y de mundos abiertos, con una dieta de juegos más bien limitada. El mismo tipo de público que devoraba esas pelis de mierda sin pensar en la basura que se estaba tragando o en la ideología de la que estaban siendo partícipes (o peor aún, siéndolo).

PERO, quedarse aquí sería rozar la superficie. RoboCop y Total Recall también existen y son películas de acción producidas en Estados Unidos (aunque dirigidas por Verhoeven) con un fuerte sentimiento anticapitalista en su interior y Cyberpunk no es ajeno a su influencia. Carpenter, por su parte, hizo They Live, que, aunque no sea necesariamente anticapitalista, sí tiene un fuerte componente anti-consumismo. Aunque a Carpenter se mueve en general más cerca de posiciones en contra de la autoridad (para nada necesariamente contrarias al capitalismo o individualismo) es en su visión del tropo de salvar al presidente de Escape from New York donde encontramos la influencia más clara en esas primeras horas de Phantom Liberty.
Escape from New York y Phantom Liberty nos presentan futuros cada vez menos distópicos y más cercanos, marcados por la decadencia urbana y social en un mundo hipercapitalista donde reinan el cinismo, el individualismo extremo, la corrupción gubernamental y en los que el progreso tecnológico ha exacerbado el problema de la desigualdad social.
Es dentro de estos mundos donde ambos nos presentan microcosmos aún más fallidos y rotos, donde domina la ley del más fuerte. Espacios creados por sociedades que buscan contener y desviar el crimen generado por su propia desigualdad descontrolada: un Manhattan convertida en ciudad-prisión en Escape from New York, y Dogtown, un estado fallido bajo control de un grupo paramilitar de mercenarios de guerra, refugio para lo peor de lo peor de Night City en Cyberpunk.
A partir de aquí, las similitudes se hacen aún más claras con el tropo de salvar al presidente/a. En ambas obras, el rescate es solo el punto de partida. Mientras que la peli de Carpenter hizo uso este recurso antes de que fuese el tropo de mierda que es hoy en día, también lo estaba haciendo para hacer una crítica explícita a la autoridad. Phantom Liberty lo usa para elevar el tono y apelar al público masivo ya mencionado antes, nada más. Aun así, mientras que la película de Carpenter es deliberadamente sencilla y alegórica, Phantom Liberty acaba dándose bastante más espacio para explorar la complejidad de sus temas.

Y aquí sé para la acción desenfrenada de Phantom Liberty.
En verdad no, hay un montón de explosiones, misiones de infiltración y todo ese tipo de cosas que esperamos de un videojuego. Pero ahora es cuando vamos a conocer a sus personajes, a entrar en la espiral sin fondo de su individualismo. Nada ni nadie puede escapar de los horrores de un sistema inhumano, construido sobre mentiras y corrupción, bajo un falso lema de libertad e igualdad de oportunidades que lo canibaliza todo a su paso en un círculo vicioso imparable que te obliga a sacar lo peor de ti para sobrevivir.
No pueden confiar en nadie porque solo han conocido la traición, porque en algún punto en sus vidas han depositado su confianza en alguien o en algo que les ha fallado. O se fían de sí mismos porque no les queda nada más, o en una forma de organización que les va a destruir hasta a sacar lo peor de ellos.
En medio de este entorno lleno de personas rotas, ni siquiera puedo despreciar a alguien como Solomon Reed porque tenga una fe ciega en un gobierno que lo ve como un recurso prescindible. Le pisotean y le ningunean, pero él sigue siendo un perrito faldero porque es una persona de principios, y necesita creer en algo para no venirse abajo. Porque sin su sentido del deber no tiene nada a lo que agarrarse, tendría que aceptar que no hay esperanza, pero no puede afrontar que ese es el mundo en el que vive. Su lealtad y rigidez están al servicio de un sistema corrupto, pero él se niega a ver más allá.
Phantom Liberty explora cómo las personas se convierten en cómplices, quieran o no, de los sistemas que los destruyen. Hay un vacío moral donde todo lo que importa es el individuo, pero esto no es resultado de un sistema fallido, todo lo contrario, sino de uno que funciona tal y como fue diseñado.

No voy a entrar en spoilers, hay muchas decisiones que puedes tomar dentro del juego que te llevarán por distintos caminos, pero cerca del final uno de los personajes a los que decidí ayudar resulta que te está traicionando. Podría haber sido cualquiera la verdad, ni siquiera sé todas las posibles ramificaciones. Las relaciones y conversaciones del juego (expansión o no) están impregnadas de una agresividad constante. Los personajes parecen siempre al borde de estallar, hay fricciones por casi todo, ese es el tono general de un mundo plagado por el individualismo. Pero una de las opciones de diálogo al enterarme de esta traición en un momento tan crítico de la historia era, simplemente, perdonar a la otra persona y seguir adelante.
Honestamente, por terrible que pudiese llegar a ser la traición, me resultaba imposible escoger la otra alternativa. Posiblemente, es el momento más humano del juego, uno en el que dejas de lado y rechazas todo el cinismo que define su mundo para aferrarte, aunque solo sea por una vez, a una conexión de verdad con otra persona.
Y es que en el mundo de Phantom Liberty hay muy pocas decisiones "correctas". No puedes salvar a nadie sin mancharte las manos, y ser un egoísta parece ser la opción por defecto. Solo estás tú y las consecuencias de tus actos, pero incluso en este vacío moral que nos presenta el juego, hay espacio para la humanidad y la empatía. Quizás, en un mundo tan horriblemente cínico, esas sean las únicas decisiones que realmente importan.