top of page

Leyendas Pokémon: Arceus. A medio camino.

  • Foto del escritor: Jorge Pascual, Baltrey
    Jorge Pascual, Baltrey
  • 5 jul 2022
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 14 feb

¿Cuánto cuesta dar el primer paso? Dejarse llevar por una idea, permitir que sus innumerables posibilidades y consecuencias se expandan dentro de nuestra cabeza, quedarse en lo infinito de nuestra imaginación, convertirla en nuestro espacio seguro, en ese lugar donde todo sale según lo planeamos. Todo esto es muy fácil. Solo un acto de valentía nos permite abandonar esa felicidad cómoda y paternalista. Es complicado, corremos el riesgo de darnos cuenta de que lo soñado no es siempre como esperamos. Pero quedarnos de brazos cruzados tampoco va a cambiar nada.


ree

Pokémon lleva de brazos cruzados más de veinticinco años, optado por relegar cualquier indicio de salir de su zona de confort a una serie de productos paralelos. Casi ninguna entrega principala ha sido mala a pesar de haber sufrido tropiezos. Han sabido construir, de una forma muy acertada, sobre las sólidas bases de un RPG que puede llegar a ser tan profundo como accesible, mantenido la relevancia de su nombre durante más de un cuarto de siglo. Nombre que es uno de los fenómenos culturales más importantes que hayamos visto en la historua reciente. Toda una generación ha tenido tiempo de sobra para poder imaginar cualquier iteración de los juegos con los que ha crecido. De base, es difícil satisfacer unas expectativas tan altas como estas.


Leyendas Pokémon: Arceus parece una respuesta directa a todas aquellas personas que tras salir The Legend Of Zelda: Breath Of The Wild se preguntaron cómo sería un videojuego de mundo abierto de Pokémon. Era tentador pensar esto, pero también sonaba tremendamente irreal. La última entrega de The Legend of Zelda estuvo en el horno cinco años, a sus espaldas uno de los equipos de desarrollo más grandes jamás creados por Nintendo. Teniendo en cuenta los ciclos de aproximadamente tres años entre lanzamientos de juegos principales de Pokémon y que Game Freak contaba con doscientos empleados cuando se lanzó al mercado Pokémon Espada y Pokémon Escudo, la ambición que podríamos esperar de este título no encaja con las expectativas de los fans. Aun así, este juego que parecía imposible exististe, es una realidad.


Empezar Leyendas Pokémon: Arceus es una experiencia… digamos que algo dura. Es lento, está lleno de diálogos inocuos, sin doblaje, personajes con expresiones faciales limitadas, visualmente pobre la mayor parte del tiempo. Casi todo lo mencionado es una constante a lo largo de todo el juego, pero una vez pasado el mal trago inicial, o acabas aceptándolo o lo dejas por el camino. En muchos momentos roza lo cutre, como si fuese un fan game con un presupuesto sorprendente para ser lo que es, pero es que no es un fan game. Es el precio a pagar por una ambición que no encaja con las posibilidades del desarrollo, y cuando por fin nos suelta del brazo, empezamos a ver poco a poco como es un juego llego de buenas ideas, como se expanden y toman forma. Dejando ver un título que se mueve entre luces y sombras. Que arriesga, jugando siempre sobre seguro.


ree

Uno de los cambios más significativos e interesantes de esta entrega es que no tenemos que combatir con los Pokémon salvajes para capturarlos. Esto no es algo completamente nuevo, llevamos unos años viendo cómo se han replanteado esta mecánica en algunas entregas principales.


En verano de 2016 vivimos el lanzamiento de Pokémon Go. Un intento por simplificar la fórmula de los originales, adaptándolos al público móvil optando por, de salida, abandonar casi por completo los combates. El juego fue un rotundo éxito y consiguió devolver a la marca Pokémon a las cotas de relevancia social que alcanzó en los noventa . Todo esto dado por el también en aquel momento novedoso uso que hacía de la realidad aumentada, pero es que dentro del juego de Niantic estaba la esencia de los originales.


Llevamos años combatiendo con nuestros pokémon, ahora bien, lo que siempre nos ha movido ha sido el coleccionarlos. Es emocionante descubrir que nuevas criaturas nos deparan a la vuelta de la esquina, compartir nuestros hallazgos con amigos, fardar de que ya hemos conseguido ese Mewtwo que todo el mundo quiere. Ahí está la auténtica experiencia Pokémon. Los combates aleatorios no son lo que nos hace querer jugar, detrás de lo de capúralos a todos no se desconde un simple eslogán, es el núcleo de la experiencia.


En 2018, aprovechando el tirón de esta entrega para móviles, vieron la luz Pokémon Let’s Go Pikachu y Pokémon Let’s Go Eevee, una suerte de remake de las primeras entregas de la franquicia, pero con la particularidad de que aquí tampoco tienes que pelear para capturar. El resultado dio lugar a la que considero una de las entregas más interesantes desde el salto a la consola de “sobremesa”. Aportan dinamismo y frescura a una saga que llevaba veinticinco años refinando una fórmula con miedo a replantearse sus bases. La acción no se para cada dos por tres en combates que se mueven entre lo irrelevante y lo tedioso. Poder ver a los pokémon salvajes hace que controles mejor las especies con las que te topas y así evitar encontrarte con un zubat salvaje por enésima vez.


Con esto tampoco quiero decir que los combates aleatorios contra pokémon salvajes sean algo horrible. Hay un componente interesante en la gestión de recursos, pero replantearse las bases puede dar como resultado experiencias más dinámicas. En especial, si tenemos en cuenta mecánicas como el repartir experiencia, que hacen que la tarea de entrenar pokémons sea mucho más sencilla. Las limitaciones técnicas ya no justifican el no poder ver a tus enemigos en pantalla antes de enfrentarte a ellos.


Leyendas Pokémon: Arceus recoge el testigo de estas entregas en cuanto a la captura, pero lo hace llevando sus mecánicas mucho más lejos. Esta vez hay combate, aunque no es nuestra única forma de interactuar con las criaturas, tenemos que detenernos a estudiar los comportamientos de cada especie. Aquí importa la comida que les gusta, su naturaleza o tu habilidad para navegar el entorno. El combate queda en un segundo plano, podemos seguir enfrentándonos a todos los pokémon que nos encontremos, esa opción sigue presente, pero pierde importancia, queda relegada a aquellos pokémon más poderosos y a alguna misión de la pokédex. Nuestro objetivo deja de ser el de convertirnos en el mejor entrenador de la región para ponernos en la piel de un investigador.


Una particularidad muy significativa de este cambio de planteamiento, en comparación con los juegos “tradicionales”, es el uso que se hace de la hierba alta. Esta solía ser el lugar donde se ocultaban los pokémon salvajes, listos para abordarnos y empezar un combate. Ahora, somos nosotros los que nos ocultamos en ella, esperando no ser vistos. Ahora tomamos la iniciativa, buscamos el momento oportuno para lanzarles una pokeball y capturarlos, haciendo de un juego más proactivo que reactivo.

ree

Todo esto supone un cambio en cómo percibimos y nos relacionamos con el entorno. Se mantiene el sistema de monturas que vimos por primera vez en Pokémon Sol y Pokémon Luna. Según empiezas a desbloquearlas, navegar por los mapas se transforma en una experiencia mucho más dinámica gracias a que tenemos un mayor control sobre el entorno. Al principio puede parecer un sistema de desplazamiento normal, sin mucha miga, pero cuando te dan la montura para nadar y ves como la puedes intercalar de forma orgánica con la montura para ir por tierra, tu forma de relacionarte con el mapa cambia drásticamente.


Cuanto más te adentras en el juego, más partes anteriormente inaccesibles en otros mapas se desbloquean, creando un contraste significativo con el principio de la aventura, mucho más lento y pesado, por uno lleno de ritmo y movimiento. Más allá de la torpeza de su tutorial, creo que esta es una decisión muy consciente. El arranque debe tener este ritmo lento para que te acostumbres a sus mecánicas y entiendas cómo han cambiado las reglas, mientras el juego busca incentivarte. Quiere que explores y descubras por tu propia mano hasta donde puedes llegar. Todos estos elementos hacen de esta una entrega que, sin perder apenas nada de la esencia de la fórmula Pokémon, sabe transformar sus bases y reformularlas.


Pero estas transformaciones van más allá de lo mecánico. A lo largo de los años hemos visto como los humanos utilizan a los pokémon para una enorme cantidad de fines, desde el combate hasta las mudanzas, pasando por la dominación mundial. La premisa de esta entrega parte de una idea muy interesante: no se han establecido estas relaciones a las que estamos tan acostumbrados entre humanos y pokémon. Estos viven sus vidas de forma independiente, son muchos los que temen a estas criaturas o no han visto apenas a ninguna en toda su vida. Nuestro protagonista es un viajero o viajera del tiempo, viene del mundo Pokémon que tan bien conocemos y se encarga de ayudar a estudiar y entrabar relación con las criaturas de bolsillo. Nos encontramos ante una sociedad compuesta por clanes enfrentados por sus tradiciones que se ven obligados a cooperar por la aparición de unos misteriosos portales. A pesar de lo distintiva que es su premisa con relación a otras entregas, es sorprendente la incapacidad a la hora de ahondar en sus temas.


Con un planteamiento como este se puede profundizar mucho en diferentes aspectos de la relación que tienen los humanos con los pokémon. Ya nos habían hablado de la conexión entre Pokémon y entrenador en las entregas Pokémon Blanco y Pokémon Negro, se ha cuestionado la moralidad detrás del uso de estas criaturas con fines que solo benefician a los humanos. Aquí no se plantean ni por un momento como funcionan estas relaciones, se habla de que es mutuamente beneficiosa, pero ni siquiera se paran a decirnos que sacan los pokémon de todo esto (nada).


Vemos una narrativa en la que pueden llegar a plantearse preguntas realmente interesantes, pero se limita a mirar hacia otro lado porque no quiere complicarse. Dejándonos con un juego que da muchísimo peso a su historia, en cuanto lo que a cantidad de diálogos y exposición se refiere, pero que se niega una y otra vez a hacer algo con lo que tiene entre manos. Acaba perdiendo todo el interés que puede suscitar con su idea principal, suponiendo un lastre para el conjunto y dejando a sus personajes como un conjunto de los estereotipos manidos a los que estamos tan acostumbrados. Y es una pena, porque, aunque la narrativa no sea el punto fuerte de estas entregas, muchas de las veces quieren decirnos algo. Alguna vez lo han conseguido, pero esta es otra oportunidad perdida.


Leyendas Pokémon: Arceus es un juego al que podemos pedir más, es mejor que exista, a pesar de sus errores, a tener que conformarnos con el inmovilismo que llevamos viendo tanto tiempo. Ojalá esto sirva como punto de partida para más experimentación con la fórmula Pokémon, aunque sea jugando sobre seguro. Al fin y al cabo, no creo que quieran cargarse algo que funciona a la perfección -en lo que a vender copias se refiere-. El público no parece haberse cansado del juego de Pokémon estándar, pero somos muchos los que queremos ver hasta dónde pueden llegar las entregas que una vez revolucionaron el mundo.


bottom of page